Y la luz naranja sobre el edificio naranja me recordó otros atardeceres, otras noches, atardeceres de los doce, de los quince años, de hacía tiempo, de otros sitios incluso, cientos, miles de atardeceres, y sentí la repetición. No es que por primera vez se produjera la repetición, sinó que por primera vez la sentía, la repetición, y me dije, me pregunté: cuándo va a acabar esto, qué ridículo, hasta cuando va a seguir esto.
jueves, 5 de julio de 2007
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