Y la luz naranja sobre el edificio naranja me recordó otros atardeceres, otras noches, atardeceres de los doce, de los quince años, de hacía tiempo, de otros sitios incluso, cientos, miles de atardeceres, y sentí la repetición. No es que por primera vez se produjera la repetición, sinó que por primera vez la sentía, la repetición, y me dije, me pregunté: cuándo va a acabar esto, qué ridículo, hasta cuando va a seguir esto.

Hoy es el día

Hoy es el día que empieza mi larga y dura travesía.

Sin más preámbulos, sin más dilación, sin vacilaciones he decidido que hoy empiezo a existir. Nadie me obliga, nadie me ata, nadie me ordena a hacerlo. Yo y sólo yo soy el único y completo responsable de tal decisión. Pues creo que ya es hora de ser productivo, prolífico y si me permites incluso proactivo con este mundo que me rodea y que no para de moverse, de cambiar, de destruir. Va ha ser un largo camino, estoy seguro, pero no he venido a este lugar con ningún otro objetivo que el de disfrutar incluso del más insignificante de los placeres.

Me deseo suerte, sin duda la voy a necesitar.

Hoy es Miércoles. Hoy empiezo a vivir.